Cuidar implica crear un vínculo que tiene en cuenta la humanidad de la persona, determinada por diferentes dimensiones, dándole la oportunidad de crecer y madurar. Aún con todo, no siempre se tienen en cuenta todas las dimensiones del individuo pues la esfera de la sexualidad y de la afectividad queda siempre en segundo plano, rescatándose, normalmente, en la etapa de la adolescencia. Sin embargo, los vínculos afectivos comienzan desde el nacimiento y se desarrollan conforme el/la niño/a va creciendo por lo que una educación afectivo-sexual temprana, le da al individuo la oportunidad de ser informado de forma rigurosa y objetiva haciéndoles ver la sexualidad como un tipo de comunicación humana y como una fuente de salud.
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