Las características demográficas actuales, en la que la diversidad cultural es un hecho, crea la necesidad de que los profesionales sanitarios adopten una mayor sensibilidad a los aspectos culturales, espirituales y religiosos del paciente. Los profesionales sanitarios debemos evitar tratar a los pacientes de acuerdo con nuestros propios valores personales al igual que evitar marcar estereotipos culturales o religiosos, ya que cada individuo tiene una vivencia propia de acuerdo con su grupo cultural.
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