La violencia en el lugar de trabajo ha adquirido una enorme importancia en las últimas décadas. La OMS denuncia que casi el 25% de estos incidentes se producen en el sector sanitario. Las situaciones de fuerte emotividad junto a la presión asistencial son factores que contribuyen a que se produzcan situaciones de violencia verbal o física en nuestro trabajo.
A pesar de la magnitud del problema, las tasas de notificación y denuncia son alarmantemente bajas, lo que nos impide conocer la verdadera magnitud del problema.
Los trabajadores deberían tener información acerca de los distintos tipos de violencia laboral y cuales son las mejores prácticas para reducirla ya que la falta de capacidad para identificar y resolver situaciones violentas es por sí misma un riesgo añadido.
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